domingo, 15 de noviembre de 2015

Patología del espíritu de nuestro tiempo

Es indudable que hay algunos sectores de la sociedad actual, a nivel mundial, que presentan problemáticas de tipo filosófico, noético existencial, que pueden ser afrontadas mejor en el marco de referencia de la logoterapia.

Se plantean varias características que afectan a estos sectores, con el fin de hacer un breve análisis y ver la pertinencia actual de la Logoterapia.

La actitud existencial provisional:
Ante la situación de conflicto permanente en diferentes países, se siente que hay que "vivir el día" porque mañana no se sabe que va a pasar. Hay una permanente inseguridad en la persona, ante el hecho de que la vida no tienen valor. En muchas de nuestras ciudades, se vive una especie de "cultura de la violencia". Películas de contenido violento o dibujos animados violentos, crean en el niño, en el joven, una actitud de desprecio por la vida. No se piensa en el futuro porque éste tiene pocas posibilidades de que se haga realidad. Indudablemente, esta incertidumbre puede influir en la carencia de metas  a mediano y largo plazo.

Es cierto que somos seres temporales e históricos, pero la cultura de la destrucción y agresividad que ha creado el hombre ante el mismo hombre y ante la naturaleza, produce inestabilidad emocional y pérdida de sentido y significado para muchas acciones: el trabajo, la relación familiar, la misma precariedad de la vida, desarrolla una posición nihilista: nada tiene valor. La depresión y nostalgia también hacen parte integral de la estructura del ser humano crecido en este ambiente

La actitud vital fatalista.
La actitud anterior está relacionada con el fatalismo que vivencia algunos sectores de nuestras sociedades: el destino es negativo para nosotros; la esperanza de un mundo mejor se va oscureciendo.
Los poderosos de siempre van a continuar imponiéndose igualmente. La teorías del "Karma" en cuanto ahora estoy "descontando" o viviendo algo de lo cuál soy responsable en el pasado, tienen alguna relación con este fatalismo.

El crecimiento de algunas "sectas satánicas" o grupos religiosos que han llevado a suicidios colectivos, tienen origen en la actitud de pesimismo ante el futuro.

Algunas posiciones psicoanalistas que le dan mucho peso a los traumas infantiles, pueden provocar la creencia de que ya hay muy poco que hacer. La persona está determinada por el hecho negativo pasado.

Una de las críticas que recibió Viktor Frankl, por parte de algunos, es justamente en sentido contrario: "Es muy optimista, cree mucho en la bondad y potencia del ser humano".
La Logoterapia asume firmemente el inmenso valor del ser humano, en su capacidad de "transcender" las situaciones, a través del sentido y significado, por más dolorosas que sean.

Las ideas colectivistas.
Las comunicaciones, hoy en día, han hecho del mundo una "pequeña aldea" y esto aporta indudables beneficios. Sin embargo, junto a ellos, existe una tendencia a homogeneizar las culturas. Los países mas desarrollados imponen sus modas, costumbres filosofías y se va perdiendo la identidad de muchos pueblos. Hay tradiciones milenarias que se esfuman. Es común ver en los países en vía de desarrollo una crisis de identidad: ¿Quienes somos? ¿La copia de otras naciones?.

El fanatismo:
La persona de mentalidad colectivista desconoce su propia personalidad y se sumerge en la masa. Por lo tanto guiada por ésta, desconoce y odia al que no sigue la idea general. Aquí nace el fanatismo político, religioso o deportivo. Las ideologías totalitarias convierten a las personas en fanáticas.

El deporte, sobre todo el fútbol, sufre la agresividad del fanatismo. El que se le opone es un enemigo porque no tiene su mismo pensamiento.

Frankl plantea que estas cuatro actitudes del espíritu dela época encuentran analogías en la psicología: la persona que adopta una actitud existencial provisional se parece un poco al maníaco. Este vive en el instante, en el momento presente, "vive al día". El hombre de actitud fatalista tiende a la melancolía, siente impotencia ante el destino y el futuro, se vuelve pasivo, no asume retos para luchar.

La actitud colectivista puede tener analogía con la esquizofrenia catatónica que priva de interés y de las iniciativas personales. La persona se deja dominar por una gran idea, persona o ídolo.

La paranoia tendría que ver con el fanatismo. Hay delirios de grandeza, ideas de persecución.

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