Los secretos son parte de nuestras vidas. Poco a poco, sin avisarnos, nos van comiendo el terreno de nuestro ser interior. Los vamos acumulando en nuestras vida, y lentamente nos van aplastando psicológicamente.
Con el pasado vamos sumando vivencias. Agradables, dolorosas... pero existen unas, las que convertimos en secretos, que nos apagan la luz y casi, sin darnos cuenta, nos llenan de tinieblas. Nos hunden en el agujero existencial. En el vacío existencial.
Pertenecen al pasado, pero los hacemos presentes al convertirlos en secretos íntimos. Son esos miedos ocultos, esas vivencias de culpa vergonzosas. Fantasmas del pasado, que sentimos amenazantes. Hechos vergonzosos por haber provocado dolor en otras personas. O incluso situaciones, en las que hemos sido nosotros las víctimas, que solamente al recordarlas nos causa tal excesivo dolor que incluso nos dan vergüenza.
Todas estas vivencias deberían quedarse en el pasado, pero nos pesan y las callamos.
Se convierten en silenciosos secretos. Empiezan a pesar. Nos llenan de miedo, nos aterra que alguien descubra nuestro secreto y podamos volver a sufrir.
Pero seguimos sufriendo, ya que siguen siendo presente. Nos aislamos y nos hacemos cada vez más vulnerables, en el mundo, en nuestro mundo. Del que cada vez nos aislamos y retrocedemos un pasito más. Cuanto más aislado me situo, más vulnerable soy.
Enfermo con mucha más facilidad. La rabia me va dominando. Me defiendo. Me aíslo. El mundo lo siento agresivo. Me aíslo. Me siento solo. Estoy en depresión.
Ya nada merece la pena. Solamente quiero aislarme. No veo color, no veo luz. Las drogas me ayudan a no pensar. Quiero vivir rápido. No pienso. Consumo.
Me siento solo. El pasado - presente, me pesa demasiado. Nada merece la pena.
Para devolverle a una persona la esperanza, el futuro, pasa por darle una oportunidad. Primero una oportunidad él mismo. Es uno mismo quién tiene que darse la oportunidad de querer salir de la oscuridad, del vacío. Es uno mismo quien tiene que darse la oportunidad de poder creer en el futuro y de ver algo de luz, de esperanza. De ejercer la voluntad de sentido.
Pero aquí radica nuestra responsabilidad. El mundo, el entorno de la persona doliente, sin esperanza, necesita situarse en el mundo. Y el mundo debe estar a la altura. Cómo? Dando a su vez Oportunidad.
El mundo, el entorno, debe saber mostrar, que sí, que es posible, que el futuro existe y te da la oportunidad de conseguirlo. Solamente así, la Libertad de voluntad que toda persona tenemos, la pondremos en marcha. De forma natural, la voluntad de sentido de toda persona, podrá ir mostrando el Sentido de la vida.
La oportunidad que brinda el mundo, estimula la oportunidad que cada uno de nosotros necesitamos para avanzar con nuestros secretos. Oportunidad para romper el secreto y dejar que regresen al pasado y encontrarle un sentido desde el pasado.
Secretos vs. Oportunidad. Secreto versus Oportunidad. Secreto "contra" Oportunidad. No quiero enfrentarlos. No se trata de uno por otro. Quiero rescatar la verdadera etimología latina de la expresión "versus". "Hacia a", "ir hacia". El secreto va hacia la oportunidad. En esa dirección encuentra la liberación y el crecimiento la persona. Radica en cada uno de nosotros en darnos oportunidad y de dar oportunidad. Dirigir nuestra vida, nuestro rumbo, hacia la luz que nos brinda la esperanza.